Terminó de escribir el mensaje de texto. “Bajá que la comida está pronta”. Tres minutos después tras un “ok” y una carita feliz reflejado en su pantalla, Diego bajó las escaleras muy lentamente, mirando el display de su celular último modelo y tratando de no tropezar mientras escribía con sus dos pulgares. Una sonrisa en la cara. En un momento se paró en un escalón, mientras seguía sonriendo, solo para poder terminar de escribir en el dispositivo. Guardó el aparato en su bolsillo y terminó de bajar las escaleras. Se arrimó a la mesa y se sentó. Su padre en la cabecera y su notebook al lado. La mamá servía el puré sin dejar de mirar las noticias en el Ipad apoyado al lado de su plato. “que buena foto subiste al facebook amor”, comentó su mamá, pero en su muro y no verbalmente. Entre bocado y bocado cada uno alumbrado por el resplandor de una pantalla, sonreía o se sorprendía de lo que veía en sus respectivos aparatos. Así la cena transcurrió. Solo cuatro palabras en vei...