“Vengo a donar sangre”, le comenté al alegre empleado del mostrador, quién con una sonrisa me devolvió un “bienvenido”, para luego alcanzarme un formulario y un volante de información, este último yo debía leer, y el primero llenar. Me senté en un asiento para proceder. Preguntas cerradas, unas treinta en ambos lados de la hoja. ¿Tenía tatuajes? No que yo sepa. ¿Tengo pareja estable? Si. ¿Alguien lo obligó o recibe algún incentivo para donar sangre? NO. ¿Es usted bisexual? ¿Trisexual? ¿Asexual? ¿Homosexual o cualquier otro sexual que no comience con hétero? Y todas las preguntas de rigor previas a convertirnos en un orgulloso donador de sangre. Donación: “ Liberalidad de alguien que transmite gratuitamente algo que le pertenece a favor de otra persona que lo acepta” (Real Academia Española) El acto mismo de dona...