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Hijo: te extraño mañana

Hola Hijo,

te escribo esto hoy 17 de abril, un día después de que hayamos festejado tu cumple en la casa de abu Lydia y abu Hernán, y tan solo 4 días después que cumplieras tus dos añitos.

Te escribo porque ayer, cuando la gente se fue, se lavó el último vaso y se barrió el último papelito que tiraron tus tíos mientras vos intentabas soplar la vela, después que cada uno de los invitados seguramente ya estaba hace rato en su casa cenando, o mirando la tele o durmiendo ya, nosotros emprendimos el regreso a casa. Vos ya estabas dormido en la cama del tío Vale y tu hermana estaba intentando hacer lo mismo entre llantos mientras la abuela la hamacaba. Mamá te cargó, te subió a tu silla en el auto mientras yo subía a Fran y emprendimos el viaje de regreso a casa.

Llegaste dormido y te cargué hasta nuestra cama una vez más, y te dejé en el medio. Hubo un buen tiempo que dormiste en tu cama, en tu cuarto, pero después que nació tu hermana y en particular después que una vez te enfermaste con tos y mocos, decidimos que nada mejor que el calor de la cama de los papás para curarte. Ya no pudimos moverte de ahí. Con la excusa que vos no querías irte, tampoco mucho lo intentamos porque no queríamos que ese lugar que ocupás que nos hace dormir tan incómodos pero que increíblemente nos hace sentir tan bien, quedara vacío cuando ya había tomado tu forma..

Y ahí estabas, dormido con la camisa a cuadros que usaste en tu cumple, con una paz inmensa y en un silencio tal que casi se podía escuchar como soñabas con el intenso y hermoso día que habías tenido, con los saltos en el inflable, con los dulces que esta vez sí te dejamos comer, con la torta de Chuggington que querías, y con todas las personas que compartieron ese día contigo. Te quiero confesar que te miré por varios minutos y me largué a llorar. Trate de evitarlo y de que las lágrimas no cayeran más, pero fue imposible, no me daban las manos para secarme la cara. Un sentimiento inexplicable de felicidad y angustia me invadió el estómago, subió por el pecho y se me instaló en la garganta, no podía emitir palabra, solo podía llorar. 

Me di cuenta que empecé a extrañarte. Empecé a extrañar tu forma de hablar pronunciando mal las palabras, tu cara de felicidad en las mañanas y tu buen humor que seguramente heredaste de tu mamá. Extrañé tu carita tal cual y como la veía en ese momento, tu pelo que te cae lacio sobre la frente como a mí cuando era chico, tus manitos con tu dedo chiquito de la mano izquierda vendado por haberte apretado con la reja, tu inocencia al sorprenderte de un pájaro, de lo rápido que pasa un auto, o del ruido que hace el papel de regalo, extrañé demasiado que me pidas el cuento del elefante antes de dormirte.

Me di cuenta que te extraño ahora lo que sos ahora. Sé que me adelanto, pero esa angustia que ahora tengo atravesándome la garganta y cayendo a borbollones de mis ojos, se debe a que tengo nostalgia del presente. Pienso en cómo voy a extrañarte así, como te veo ahora, dentro de unos años, cuando tus palabras sean claras, cuando ya entiendas todos los conceptos, cuando ya no quieras dormir entre nosotros, cuando no necesites mi ayuda para ponerte los championes o sacarte la remera, cuando ya no me digas "¿me ayudás, papá?"

Extraño el hoy, mucho antes de que sea mañana. Las lágrimas no paran, pero no puedo evitar sonreír mientras caen, porque es la felicidad inmensa de tenerte en mi vida que hace que no quiera que nunca te alejes de mí. 

Con tu madre decidimos hace ya un tiempo que luego de tu cumple de dos años, ya no dormirías más con nosotros. Que tal vez en un futuro no sea lo mejor para vos y todos esos etcéteras que tal vez dos de cada cuatro pediatras y todo el resto de la gente te dice. Es que ellos no entienden lo que es tenerte ahí, que te des vuelta en medio de la noche para abrazarme a mí y a tu mamá, no saben lo que es despertarse con tu mirada y tu sonrisa... nunca lo van a entender. 

Hoy es el primer día que vamos a dejarte, nuevamente, en tu cama, en tu cuarto, para que dejes atrás otra etapa más, en la que dormías en la cama de mamá y papá. Otro paso más hacia tu independencia. Mañana te atarás los championes solo, te vas a bañar solo, irás a la escuela solo y algún día te iras de casa para seguir tu vida. Amo que sea así, amo que eso pase y que te desarrolles en todo tu enorme potencial como persona y hermoso ser humano que sos. Amo que crezcas y ser protagonista y testigo de tu crecimiento.

Pero hoy, solo por hoy, voy a extrañarte antes de tiempo y en silencio. Te prometo que mañana, cuando juguemos juntos a la pelota y te cuente el cuento del elefante, se me pasa... 

te amo hijo

papá

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