Me gustaría explicar el porqué del nombre de este blog, y decir que lo pensé mucho tiempo, y que se me ocurrió a mí porque tengo una imaginación de Señor de los Anillos mezclada con un libro de Dan Brown, pero no. Este nombre sale de algo mucho más rico que imaginación y originalidad, nace de algo más espontáneo y real, nace de una anécdota.
En una cafetería de un hospital del interior del país, con un frío afuera de menos grados de los que se pueden contar con una mano, tomábamos un café para calentarnos, cinco amigos y yo. El porqué del lugar, se explica simplemente diciendo que uno de esos amigos nos necesitaba ahí. Entramos a la cafetería y pedimos unos cafés y sándwiches calientes, cualquier cosa que sirviera para calentarnos iba a ser útil, incluso se nos cruzó por la cabeza tirarnos el café en la cara y pedir otro para tomar.
Lo que hace un amigo cuando tiene que darle ánimo a otro que lo necesita, no es agarrar un manual, o decirle "todo va a estar bien" aunque el momento sea complicado, no hablar mucho y darle unas palmadas en la espalda. Un amigo para animar a otro, solo tiene que ser el amigo de siempre, y hablar las mismas cosas de toda la vida porque por eso es tu amigo. Y ésta no fue la excepción. Charlamos buen rato sobre la escuela, el liceo, anécdotas de chicos y nos reíamos mucho y como siempre cuando nos juntábamos y el tiempo pasaba rápido. Se transformó en un día cualquiera, un día más en el que simplemente el tiempo concordó con el lugar para reunirnos.
Uno de los tres que fue conmigo en el auto hasta allá (otro amigo fue en ómnibus y el quinto fue a quien fuimos a ver), uno de mis amigos, de esos que siempre tiene el chiste a flor de piel y hacen de una historia un cuento y siempre tienen una vueltita más de rosca para un chiste o una anécdota, se sentó en la mesa después de haber pedido un “sanguche” caliente y un cappuccino. Hablamos, contamos chistes, anécdotas, comentamos noticias nuevas y viejas, hablamos de fútbol, de historia y filosofamos como si estuviésemos en un café literario, y así fue como sucedió. Hablábamos de viajes de amigos y de que quien viaja siempre tiene que traer algo para el resto, y lo que generalmente se hace es traer llaveros, de los cuales siempre vienen dos o tres que están increíbles, tres más o menos y dos que son espantosos y que nadie quiere ni elige, y le quedan al último amigo en poder elegir. Fue allí mismo cuando este festivo muchacho dijo: “son los Garotos de banana”.
No hubo que explicar absolutamente más nada. La imagen de una caja de Garoto casi vacía con 3 bombones rellenos de banana solitarios y tristes como pidiendo que los agarrasen se me apareció en la mente. Casi podía ver una sonrisa triste en cada uno de los bombones y una lágrima en sus ojos, como un cachorro esperando a ser adoptado.
Es por esto el nombre de este blog, porque todos fuimos el Garoto de Banana alguna vez para alguien; en un partido de fútbol, siendo el último en ser elegido después de la pisada o en un boliche esperando tener una noche de suerte y siendo uno de los cinco que quedó sin nadie con quién bailar. Tal vez alguna de estas cosas que escribo sean un Garoto de banana más para muchos, y queden ahí, en la caja, para cumplir su destino inexorable.
La próxima vez que tenga una caja de Garotos, voy a comer primero el crocante, como siempre, pero le voy a dar un merecido entierro a los últimos tres Garotos de Banana.
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